Catuchas

De policía a sacerdote: la institución policial vivió un hecho histórico

Un policía de Catamarca se convirtió en el primer sacerdote de la institución en sus 200 años de historia.
Por Eliana Mazzolini

En una ceremonia cargada de emoción y alegría, el cabo primero de la Policía de la Provincia de Catamarca, Ramón Leandro Roldán, recibió el sacramento del orden sacerdotal de manos del obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, en el Santuario y Catedral Basílica de la Virgen del Valle.

El hecho ocurrió ayer por la noche, en el marco del Año Jubilar por el Bicentenario de la creación de la Policía de Catamarca, y contó con la presencia de autoridades del Ministerio de Seguridad y de la Jefatura de Policía, así como de familiares, amigos y compañeros del nuevo sacerdote.

Roldán, quien ingresó a la Policía en el año 2015, manifestó su vocación sacerdotal desde muy joven y realizó sus estudios en el Seminario Mayor Nuestra Señora del Valle. Durante su formación, recibió el apoyo y el acompañamiento de sus superiores y pares, quienes respetaron su libertad de culto y su decisión de servir a Dios y a la comunidad.

El obispo Urbanc destacó la importancia de este acontecimiento histórico para la Policía de Catamarca, que por primera vez en sus 200 años de vida institucional cuenta con un sacerdote entre sus filas. Asimismo, agradeció al Ministerio de Seguridad y a la Jefatura de Policía por facilitar el desarrollo vocacional de Roldán y por brindarle la oportunidad de ejercer su ministerio como capellán policial.

El nuevo sacerdote pasará a formar parte del equipo de capellanes policiales, cuya misión es asistir espiritualmente al personal policial y administrativo que forma parte de la Policía de la Provincia, siempre que cada uno de ellos solicite tal asistencia.

Al finalizar la ceremonia, las autoridades de la Cartera de Seguridad y de la Policía entregaron presentes al padre Roldán y le expresaron sus deseos de éxito en esta nueva etapa de su vida. También le dieron la bienvenida como miembro del clero diocesano y como capellán policial, reconociendo su valentía y su entrega al servicio de Dios y del prójimo.