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Esta locura no se puede entender: en Catamarca sigue a todo ritmo la venta de figuritas del Mundial

Pasaron dos meses y medio del día que Lionel Messi, el “Dibu” Martínez, “Fideo” Di María y el resto de la Scaloneta batieron a Francia y levantaron la Copa del Mundo en Qatar. Un día que quedó grabado a fuego en el corazón de este país futbolero.

Si hay algo que también quedará en la memoria colectiva de esta Argentina, será la locura que se vivió por las figuritas del Mundial. Catamarca fue parte de este desborde de ansiedad y la gente hizo filas de una cuadra para adquirirlas.

Tal fue la magnitud del fenómeno que superó ampliamente las expectativas de los vendedores, Panini no podía cubrir la demanda y es al día de hoy que siguen siendo solicitadas por el público.

INFORAMA consultó Héctor Luna, propietario de El Trébol sobre esta cuestión. El Trébol lleva décadas distribuyendo libros y entretenimientos, siendo además el principal distribuidor catamarqueño de figuritas.

“Si, se siguen buscando las figuritas. Para la semana próxima estaremos reponiendo, piden en menor medida pero buscan todavía”, señaló Héctor. Todos los días le preguntan si llegaron más. El boom fue tal que mucha gente compró y llenó más de un álbum.

La vereda de Salta antes de Mota Botello, en octubre de 2022.

Los álbumes mundialistas suelen generar buena expectativa, pero en este caso fue superior a todos los eventos y franquicias juntas. “La venta superó los siete meses de duración y aunque ahora fue bajando la fiebre, se mantiene durante este tiempo”, explicó el propietario de El Trébol.

Que la Selección Argentina haya ganado luego de tantos años también puede haber apuntalado las ventas. “Seguramente el haber ganado la Copa ayudó a la extensión de la demanda del fenómeno álbum/figuritas”, dice nuestro experto.

El mundial también fue una gran oportunidad para un montón de vendedores ambulantes. Debería hacerse un estudio -si es que no lo hay- del impacto que tuvo en las economías de las personas que se pararon en las esquinas con camisetas, gorros, banderas y todo el cotillón. Todos volviendo a stockearse con la fe intacta, con la esperanza de que cada partido no iba a ser el último.

“La venta superó los siete meses de duración y aunque ahora fue bajando la fiebre, se mantiene durante este tiempo”

Héctor Luna, propietario de El Trébol Libros y Entretenimientos.

Héctor contó que “posterior a la final salió un poster con las figuritas del campeón, se agotó y repusimos. También salieron revistas, libros, especiales de Olé, Clarín, La Nación, muñecos de Messi. El libro del Dibu Martínez salió en septiembre y venía tranqui, una vez que salimos campeones se volvió un fenómeno”.

El ciclo lectivo 2023 ya arrancó y en los recreos se pudo ver a los chicos jugando con las figuritas. Los papás que llegaron tarde por una cuestión u otra, salieron a la pesca de los remanentes.

En los meses previos a Qatar, en El Trébol se llegaron a formar colas de una cuadra para conseguir las figuritas y el álbum, situación que INFORAMA supo cronicar. Personas desesperadas intentaban transferir dinero para anticiparse a la llegada de las cajas, en otros comercios hubo sobreprecios, álbumes truchos y un sinfín de situaciones caóticas. Las figuritas aparecieron incluso en los supermercados, algo insólito.

La vidriera de El Trébol durante la fiebre mundialista.

El presidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina, Ernesto Acuña, contó recientemente a Télam que esperan que las ventas "continúen manteniéndose así hasta abril o mayo" y que "es el álbum de la Argentina campeón, por eso motiva a muchos para completarlo".

Sobre el futuro de El Trébol y sus productos, su propietario señaló que “siempre están saliendo colecciones nuevas, ahora se vienen las del fútbol argentino, de la Champions League y muchos etcétera”.

El clásico álbum de figuritas rompió las brechas generacionales, unió a padres, hijos, nietos. Emocionó a los que consiguieron a Messi al punto de hacerse virales. Quien sepa conservarlo, tendrá siempre un tesoro a mano. Un placebo al cual acudir cuando las cosas no estén bien, para recordar que hubo un tiempo en que fuimos felices y que todo salió como lo soñábamos.

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