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Tras años de trámites, una madre logró que EC SAPEM le garantice energía a su hijo electrodependiente

Andrea Elizabeth Castillo es la mamá de Máximo Sampayo, un pequeño catamarqueño que es un paciente electrodependiente. Luego de casi dos años de trámites, al fin la mujer consiguió que la empresa Energía de Catamarca Sapem cumpla con la obligatoriedad de proveer electricidad a Máximo para preservar su estado de salud.

Castillo debió apelar a la Justicia Federal mediante un recurso de amparo para que su hijo sea provisto de energía constante, ya que junto a otra familias sufrieron los cortes generales de EC SAPEM durante estos años.

“Son aparatos eléctricos, se pueden romper con los bajones, uno es para comer, otro es para respirar, el otro es para asistirlo por si le agarra un paro por una convulsión fuerte. Son cosas vitales. Para mi hijo, luz es vida, la luz es como respirar”, explicó la mamá en entrevista con El Esquiú.

Máximo padece epilepsia refractaria, una enfermedad que le genera numerosas convulsiones por día. Esta condición se presenta con crisis epilépticas frecuentes que limitan la habilidad del paciente para vivir plenamente acorde con sus deseos y su capacidad mental y física, o cuando el tratamiento anticonvulsivante no controla las crisis, o sus efectos secundarios son limitantes para un desarrollo normal de la persona.

La Ley 27.351 garantiza el suministro permanente y gratuito de energía eléctrica a las personas electrodependientes argentinas.

Desde que entró en vigencia el 26 de mayo de 2017, la Ley Nº 27.351 establece la gratuidad del servicio eléctrico para los usuarios electrodependientes. Por disposición de esta norma, el beneficio aplica a todo ciudadano inscripto en el Registro de Electrodependientes por Cuestiones de Salud que administra el Ministerio de Salud de la Nación.

Sin embargo, para la familia Sampayo y Castillo esta ley nunca se cumplió. A partir de la disposición de ayer, EC SAPEM tiene 10 días para proveer un grupo electrógeno o una fuente alternativa de energía para asegurar el servicio al hogar de Máximo.

“No pedí el grupo electrógeno para tener luz, aunque se corte, es para que mi hijo no se me muera cuando le agarre un paro, o si necesita comer, porque él no come por boca, come por medio de una máquina y respira por medio de una máquina, pero vive por medio de una persona. Nosotros somos humanos, no somos un robot", explicó Andrea en entrevista con El Esquiú.

La familia se encuentra la expectativa de que se cumpla el recurso de amparo. De momento Máximo se mantiene con vida por los aparatos UPS, que continúan andando por un tiempo determinado cuando se corta la luz.

Los usuarios electrodependientes necesitan un servicio de energía eléctrica que alimente de manera constante y con niveles de tensión adecuados los equipos eléctricos prescriptos por un médico. Su vida depende de ello.

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