Un cafecito se puede relacionar con darse un gustito. Es un momento de recompensa, de relajación, de contemplación. Se puede asociar a la calidez de la taza, al aroma intenso del grano, a la lluvia en una ventana.
Si bien se festeja el Día Internacional del Café para homenajear a los productores cafeteros del mundo, su conmemoración no fue establecida por un motivo histórico.
Sin embargo, siempre hay una buena excusa para tomarse un buen café y para los amantes de esta bebida milenaria, en la Capital existe una cafetería de especialidad que ofrece distintas variedades y aromas.
Ubicada en calle Prado 485, Santa Croce abrió sus puertas y en poco tiempo logró posicionarse en el mapa con la calidad de sus productos. Abrir un café de especialidad no fue sencillo, contaba Martín Marti a INFORAMA, un erudito y apasionado de la profesión.
Entre los sonidos de la máquina de espresso y las charlas de los clientes, Martín relataba mil y un detalles a la hora de preparar un buen café y al parecer, no es tan simple como parece.
Existen varias particularidades que definen un buen café: la temperatura del agua, el tipo de grano, la preparación; es una alquimia difícil de definir. Una química que Martín conoce e incorpora cada día en cada taza que prepara.
El dueño de Santa Croce contó algunas de las características de esta bebida a INFORAMA.