El Cadolito, un mini colectivo que supo sacar a pasear a toda una generación de catamarqueños por las calles céntricas, volvió a sus días de gloria. Fue restaurado por completo y no solo es la atracción central de numerosas exposiciones y eventos, sino que también se subió a la fiebre mundialista y se convirtió en “La Scalonetita”.
“Se me volvió todo hacia atrás, la infancia, los recuerdos, fue muy fuerte encontrarlo tal cual yo lo recordaba”. La frase es de Mario Baigorria y es una pincelada perfecta de cómo fue para él encontrarse con el Cadolito en una cochera. El nombre se debía a la empresa Cadol, que unía Catamarca y Córdoba en sus viajes.
Mario es un catamarqueño radicado en Buenos Aires. Se crio en Villa Dolores y el tiempo lo llevó lejos de los pagos. Cada vez que podía, volvía para visitar a su mamá y en una de esas visitas fue que charló con pariente y se acordaban del mini “Cacorba”.
Finalmente se decidió a ubicarlo. No fue tarea compleja, Catamarca es un pañuelo. Cerca de la cooperativa de tamberos de San Antonio, lo tenían estacionado bajo un tinglado, con bastante tierra encima.
Mario sintió que volvía a tener 5 años al verlo. “Cuando venían mis primos de Mendoza siempre andábamos, era de las pocas atracciones fijas, porque los partes y circos se instalaban y se iban, pero el Cadolito siempre hacía su recorrido”, le contó a INFORAMA. Sin mayores miramientos, se decidió a tenerlo con él.
Pudo comprarlo sin siquiera tener el dinero encima, gracias a que quien lo tenía conocía a sus padres. Desde 2011, sin prisa pero sin pausa, comenzó con la restauración. Mario es electricista y se da maña con muchas cosas. “Lo desarmé y lo restauré íntegro salvo por la chapa de afuera, tenía óxido y un poco picado el piso”, dijo.
El Cadolito ahora funciona con motor nuevo, tiene tres marchas y también va hacia atrás. “Le puse un tablero de moto para marcar el combustible y las marchas”.
Las luces no fueron un problema. El mini colectivo tiene leds audio rítmicos que acompañan sus flamantes parlantes y estéreo.
Entran catorce chicos sentados y si se acomodan bien, entran un par más.
De evento en evento, de recuerdo en recuerdo
Mario y el Cadolito comenzaron a asistir a eventos de colectivos antiguos. Desfiló por la 9 de Julio cuando fue el Bicentenario. Se fue haciendo amigo de un grupo de choferes solidarios, que hacen estos eventos para juntar mercadería y repartir a comedores.
Un día, lo contactaron de Coca-Cola. “Era para un evento en el Movistar Arena, había que plotearlo con los colores de Argentina”, recordó Mario. La idea era exhibirlo como “La Scalonetita” y hacer pasear a los niños que asistan.
El ploteado gustó tanto que quedó, sobre todo en este año mundialista. Tiene imágenes de los dos mundiales que conquistó la albiceleste y también a Messi y compañía.
Hoy en día el Cadolito sigue conquistando corazones de chicos y grandes en cada recorrido o exhibición.
Frecuentemente sucede que se le acercan personas para contarle que de niños andaban en uno similar y vivió todo tipo de anécdotas a raíz de hacer pasear a grandes que volvían a su niñez
Mario está abocado a homologar su tráiler (un trámite costoso y engorroso) para poder traerlo a Catamarca. Su anhelo es poder llegar antes del mundial y exponerlo en el Paseo de la Fe, frente a la Virgen del Valle.
"Quisiera armar un pequeño circuito para recorrer y que todos puedan disfrutarlo", dijo Mario a INFORAMA.
A los pocos días de la conversación telefónica, se presentó junto a ese pedacito de historia catucha en el programa de Sergio Goycochea, emblema del seleccionado albiceleste, para seguir mostrando que Mario es un grande con corazón de niño.