Más de 200 familias se asentaron en un terreno baldío ubicado detrás del barrio Tabacaleros, en la localidad de Santa Rosa, departamento Valle Viejo, Catamarca. Aseguran que no se trata de una usurpación, sino de una toma pacífica ante la falta de respuestas del Estado y la urgencia de acceder a un lugar donde vivir.
“Estamos pasando una situación fea”, contó una de las vecinas, en medio de la lluvia y el frío. Desde el inicio de la toma, los días se suceden con enfermedades, precariedad y miedo a ser desalojados. Las familias afirman que ningún supuesto dueño del terreno se presentó con documentación formal, pero sí recibieron visitas constantes de la policía y amenazas de desalojo. “No cortamos alambrados, no rompimos portones. Solo tomamos una tierra que estaba abandonada para vivir con dignidad”, explicaron.
La toma surgió espontáneamente por el boca a boca de familias que ya no podían pagar un alquiler o vivir en condiciones indignas. Desde entonces, se organizaron para levantar pequeños ranchos, enviar a los chicos a la escuela y trabajar colectivamente en mantener el lugar limpio y ordenado. Sin embargo, la falta de respuestas oficiales agrava su situación: “Queremos que venga alguien del Estado, del gobierno, alguien que nos escuche. Nadie se ha hecho presente”, señalaron con angustia.
El reclamo principal es claro: una solución habitacional concreta. Las familias se niegan a abandonar el lugar sin garantías. “Vamos a quedarnos acá hasta que venga alguien con una propuesta. O todos o ninguno”, repiten como lema. Mientras tanto, acuden al IPV y otras oficinas públicas, buscando respuestas que no llegan. “Somos gente humilde, trabajadora, y solo pedimos lo que nos corresponde: un techo digno para nuestras familias”, concluyeron.