En el primer dÃa de apertura al público, miles de fieles se congregaron en la BasÃlica de Santa MarÃa la Mayor en Roma, formando largas filas para rendir homenaje al papa Francisco y visitar su tumba.
Tras la ceremonia privada del sábado, posterior a su multitudinario funeral, los restos de Jorge Bergoglio descansan en una sepultura de piedra, iluminada tenuemente. Fiel a su estilo de sencillez, la lápida lleva una única inscripción en latÃn: "Franciscus".
Tal como lo dispuso el propio Francisco en su testamento, la lápida es de piedra de Liguria, la tierra de sus antepasados italianos. Una rosa blanca fue colocada sobre la tumba, y en la pared, sobre ella, se exhibe una reproducción de la cruz pectoral del difunto pontÃfice.
Durante las primeras horas de apertura, se estima que alrededor de 20.000 personas pasaron frente a la tumba. Incluso una hora antes de que la basÃlica abriera sus puertas, unas 200 personas ya hacÃan fila, ansiosas por despedirse del Papa Francisco y rendirle tributo en su lugar de descanso final.
La basÃlica de Santa MarÃa la Mayor, una de las cuatro basÃlicas papales mayores de Roma, tiene un significado especial para el papa Francisco. A lo largo de su pontificado, visitó frecuentemente este templo para orar ante el icono de la Virgen Salus Populi Romani. La elección de este lugar para su sepultura, como lo expresó en su testamento, refleja su profunda devoción mariana.
La piedra de Liguria, elegida para la lápida, evoca sus raÃces italianas, conectándolo con la tierra de sus antepasados.
La afluencia masiva de fieles en este primer dÃa de apertura demuestra el profundo impacto que el papa Francisco tuvo en la vida de millones de personas en todo el mundo. La peregrinación a su tumba se espera que continúe en los próximos dÃas, convirtiendo la BasÃlica de Santa MarÃa la Mayor en un lugar de peregrinación y recuerdo.