La obra pública en Catamarca atraviesa uno de sus momentos más críticos en los últimos años. El ministro de Vivienda y Urbanismo, Fidel Sáenz, confirmó que la provincia no podrá sostener el ritmo de construcción habitual, debido a la falta de cumplimiento de convenios por parte del Gobierno nacional y a la caída de la coparticipación. “Estamos en el peor de los mundos”, admitió, y adelantó que el avance de obras se reducirá entre un 30% y un 50%.
Actualmente, se encuentran en ejecución entre 1.500 y 1.700 viviendas, pero solo se mantendrán aquellas con más del 50% de avance. “La prioridad es pagar las deudas con las empresas, luego continuar con esas obras más avanzadas y dejar el resto para evaluar a fin de año”, explicó Sáenz. Además, reconoció que el Estado provincial adeuda pagos a constructoras desde hace varios meses: “Aunque no es tanta, es plata que las empresas necesitan porque son momentos complicados”.
El impacto también se sentirá en las familias que esperan acceder a una vivienda, ya que muchas de las unidades planificadas no podrán completarse este año. Según el ministro, entre 600 y 700 podrían concretarse, mientras que el resto quedará postergado. A esto se suma el elevado costo de cada unidad, que ronda los 90 millones de pesos con terreno e infraestructura incluidos, lo que vuelve aún más difícil sostener el volumen de obra.
Pese al contexto adverso, Sáenz aseguró que se intentará sostener algunos programas activos, como aquellos en los que los beneficiarios aportan un porcentaje del costo. También señaló que se respetarán los criterios de adjudicación con controles continuos, y afirmó que el Instituto Provincial de la Vivienda sigue operando con fondos propios, aunque reconoció que no son suficientes para mantener el ritmo anterior sin ayuda externa.