Catamarca vivió el sábado pasado una serie de temblores conocida como enjambre sísmico: se registraron alrededor de 10 sismos que generaron confusión y temor en la población. Frente a este escenario, surge la pregunta: ¿estamos preparados para enfrentar un temblor de gran magnitud? ¿Qué enseñanzas dejó el sismo del 7 de septiembre de 2004?
El evento tectónico del año 2004 tuvo como epicentro las Sierras de Ambato, en el cual se registró a las 8.53 en Catamarca un movimiento telúrico de 6,5 en la escala de Richter, convirtiéndose en uno de los más fuertes que se haya registrado en la historia argentina. Tras el incidente natural, se registraron una víctima indirecta y cerca de 40 heridos.
En diálogo con INFORAMA, la doctora en Geología Adriana Niz indagamos sobre la situación sísmica en la provincia y qué debemos hacer los catamarqueños ante este tipo de eventos.
¿Es normal que ocurran tantos sismos en tan poco tiempo como los registrados recientemente en Catamarca?
En primer término, es dable aclarar que nuestra provincia se encuentra ubicada, según la zonificación realizada por INPRES (Instituto de Prevención Sísmica) en un área de grado 2, es decir, peligrosidad sísmica moderada. Por lo expuesto, la ocurrencia de sismos es esperable.
¿Estamos ante un fenómeno habitual o excepcional?
En particular, lo ocurrido el día sábado se puede interpretar como un reacomodamiento de pequeñas fracturas que provocan una sucesión de sismos, a lo que se denomina enjambre sísmico, normalmente de magnitud baja a moderada, entendiendo la magnitud del sismo como la dimensión de la energía liberada y la intensidad se refiere a los efectos que produce en el lugar de ocurrencia. Existen varios ejemplos de estos eventos sísmicos que se extienden temporalmente en horas o días. No obstante, no debemos tomar estos eventos con ligereza.
¿Estos temblores recientes podrían estar anticipando un sismo de mayor magnitud, como el que ocurrió en Catamarca en 2004?
Ante todo, es importante destacar que, entre los diversos eventos naturales, que podríamos calificar como potenciales riesgos para la población, se encuentran: los derivados de procesos exógenos (vientos, lluvias, deslizamientos de laderas, entre otros) y aquellos que resultan de procesos endógenos, tal el caso de los volcanes y sismos.
Estos se pueden predecir mediante estudios previos con mayor o menor exactitud, sin embargo, los eventos sísmicos NO se pueden predecir. Se puede calificar una región por la probabilidad de que estos eventos tengan lugar, pero NO se puede definir el momento ni la magnitud del evento.
Desde hace un tiempo se vienen registrando sismos en diferentes puntos vinculados con la estructura de la Sierra de Ambato, esto debe alertar y considerar que es probable un evento de igual o mayor magnitud que el ocurrido en 2004.
¿Debemos preocuparnos por lo que pueda venir?
Debemos ocuparnos. El catamarqueño realmente no está preparado para reaccionar adecuadamente ante un evento sísmico, y en general, ante la emergencia.
No debiéramos preocuparnos temporalmente cada vez que ocurre algo diferente a nuestra cotidianeidad. Debiéramos ser consecuentes con el medio en el que vivimos. No hay conciencia del medio.
Se ha declarado el 7 de septiembre como “el Día del Milagro” y para conmemorar el día es feriado, al mismo tiempo agradecemos a Nuestra Madre del Valle que nos cubrió con su Manto, con lo cual coincido plenamente. Sin embargo, debemos preguntarnos, ¿qué está haciendo la comunidad concretamente? Tendemos a esperar todo de las autoridades, pero, la comunidad en general, pasada la situación de temor ¿se interesa? ¿O pasa a ser una anécdota?
Se debiera realmente establecer gestiones concretas y continuas de prevención, principalmente en los ámbitos públicos, tratando con naturalidad la temática, generando conciencia real del ambiente en el que vivimos, definiendo las acciones a seguir, puntos de encuentro.
¿Qué rol juega la profundidad del hipocentro?
Entendiendo el hipocentro como el punto en el interior de la corteza donde se libera la energía, diferente del epicentro, que es el punto en superficie donde se proyecta el hipocentro o foco. Se evidencia que, ante un sismo de igual magnitud, la distancia de ese punto en el que se liberó la energía será directamente proporcional a la intensidad con que se manifieste en superficie. Esto es, en un sismo, de igual magnitud, a menor profundidad mayor será la intensidad con la que se manifieste en superficie.
¿Qué estudios o monitoreos existen actualmente sobre la actividad sísmica en Catamarca?
En lo personal, vengo analizando el comportamiento de las zonas donde ocurren los sismos en Catamarca, y los relaciono con procesos asociados a ellos, tales como deslizamientos de laderas y evidencias de neotectónica (fracturamiento de terrenos actuales). Hasta el momento, considero que podría haber una reactivación en la Sierra de Fiambalá y en Sierra de Ambato. Por esto son más frecuentes los sismos en la región. Respecto al monitoreo de la actividad sísmica en Catamarca, lo realiza el INPRES, mediante los relevamientos realizados por algunos sismógrafos ubicados en la provincia, de donde obtenemos todos los datos. En la Provincia concretamente, desconozco si se están haciendo monitoreos.
El INPRES tiene instalados en la Provincia dos sismógrafos, una estación de periodo corto en Tinogasta y una estación de Banda Ancha en Capital. Sería muy interesante generar para la Provincia un área específica para la investigación de desastres naturales, entre ellos los debidos a sísmica y los de tipo exógeno.
¿Qué deberíamos hacer como sociedad para estar mejor preparados ante la posibilidad de un sismo más fuerte?
Interiorizarnos sobre la temática, en la actualidad hay muchas maneras de acceder a esta información. Hacer de la prevención un modo de vida, no solo ante la actividad sísmica, sino ante la sequía, la crecida de ríos, la escasez de agua, entre otros.
¿Hay medidas preventivas que deberíamos adoptar desde ahora?
Se debieran interesar, fundamentalmente los padres de los alumnos de los distintos niveles educativos, en solicitar la capacitación permanente en los edificios escolares, lo cual, genera en el estudiante, que es más permeable, un hábito que se hace naturalmente extensivo a sus otras actividades diarias y, muchas veces, lo traslada a la familia.
Durante mi desempeño docente en la UNCA, mediante un proyecto de voluntariado de SPU (Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación) con un grupo de alumnos, hoy colegas, hemos realizado “Capacitación en riesgo sísmico” en la que se explicaban los aspectos científicos y las acciones de prevención, en escuelas de la Capital e interior provincial, adaptado a diversos niveles (desde niños de nivel inicial hasta la secundaria completa) y para personal de maestranza, docentes, directivos. De esa experiencia destaco que la mejor capacitación en prevención se transfiere desde el sistema educativo.
Para finalizar, lo que plantea la profesional es fundamental para posicionarse frente a una realidad geológica que no puede ignorarse, la prevención y la educación se convierten en herramientas clave para minimizar los riesgos. A 20 años del sismo de 2004, la pregunta no es si puede repetirse, sino cuán preparados estamos como sociedad para actuar ante un evento de esa magnitud. La memoria no solo debe servir para conmemorar, sino también para generar conciencia y construir una cultura sísmica que salve vidas.