Al cumplir una semana desde que fue dado de alta en el policlínico Gemelli, donde estuvo internado 38 días por una grave neumonía en los dos pulmones, el papa Francisco se expresó a través de un texto escrito que fue difundido en el Ángelus que habitualmente reza desde el palacio Apostólico a miles de fieles en la plaza de San Pedro. Allí pidió que “vivamos esta Quaresma como un tiempo de curación". Se refería a las celebraciones previas a la Pascua, que este año se celebra el 20 de abril.
Ya se anunció que ese día el pontífice dará personalmente una bendición a la ciudad de Roma y al mundo.
Como hace siempre en el rezo del Angelus, el Papa reiteró: “Continuamos a orar por la paz, en la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, Líbano, Republica Democrática del Congo y Myanmar, que tanto sufre por el terremoto”. Francisco dijo demás: “Sigo con preocupación la situación en Sud Sudán. Renuevo mi llamado a todos los líderes para que pongan el máximo empeño por bajar la tensión en el país".
El Papa concluyó el Angelus con un mensaje “a María, madre de la misericordia, para que ayude a la familia humana a reconciliarse en la paz”.
El Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolín, dijo en una entrevista que “el Papa no dejó nunca de gobernar la Iglesia” durante su hospitalización en el Gemellii mientras que en su actual convalecencia “sigue tomando decisiones sobre los asuntos importante y delega los rutinario a sus colaboradores.”
Parolín dijo al “Corriere della Sera” que “incluso en los días más difíciles de su hospitalización, que gracias a Dios ya pasaron, el Papa veía los expedientes que se le presentaban con cuestiones de importancia, los leía y decidía en consecuencia”.
El secretario de Estado, al frente de la Curia Romana, agregó que el Papa “necesita estar tranquilo y no cansarse demasiado”. “Se le presentan asuntos que solo él puede y debe decidir. El gobierno de la Iglesia está en sus manos”.
Destacó que “sin embargo hay más cuestiones rutinarias sobre los que los colaboradores de la Curia pueden proceder, incluso sin consultarlo, basándose en indicaciones ya recibidas previamente y en las normas vigentes”.
“No todo tiene que pasar por el Papa. Tiene sus colaboradores en la Curia a los que él mismo da instrucciones a seguir y el poder de tomar determinadas decisiones”.
El cardenal Parolín señaló que “en casos especiales pueden delegarse otros poderes, como para las ceremonias de canonización de los santos, cuando es el Papa quien debe pronunciar la fórmula que formaliza el proceso “aunque si es necesaria también esta puede delegare a un colaborador que la pronuncia en nombre del pontífice”.