El pasado sábado, la violencia de género que sufrió Susana González en Catamarca no solo dejó secuelas físicas y emocionales en ella, sino que también acabó con la vida de su perro Uli, quien intentó salvarla de la agresión de su expareja, Leonardo Carrizo. El hecho ocurrió en el barrio Juan Domingo Perón, cuando el hombre irrumpió en la rotisería donde Susana trabajaba, armado con cuchillos.
El ataque había comenzado horas antes, en la madrugada, cuando Carrizo se presentó en la casa de González con la intención de agredirla. “Él vino a atacarme, porque ya me había amenazado de muerte”, relató la mujer, quien explicó que su hijo y su perro trataron de defenderla. El agresor, furioso, se dirigió luego a la rotisería con la clara intención de causar daño, portando un cuchillo en cada mano.
En ese contexto, el perro Uli, adoptado por Susana hacía tres años, se interpuso entre su familia y la amenaza. “A Uli lo adoptamos hace tres años, lo amábamos, y él nos devolvía ese amor cada día”, explicó a la prensa González entre lágrimas. Lamentablemente, el perro fue alcanzado por una puñalada y no sobrevivió a las heridas.
“La muerte de Uli es una tragedia, él se sacrificó por mí, y ojalá que todo esto no quede en vano”, expresó González, exigiendo justicia por la muerte de su mascota. “Es una vida, también es una vida, era parte de nuestra familia”, agregó con dolor.
La intervención de la policía fue fundamental para la detención de Carrizo, quien, además de agredir a González, amenazó a los oficiales con los con los cuchillos que llevaba. El agresor fue arrestado y enfrenta cargos por “lesiones, amenazas y resistencia a la autoridad”. Tras su detención, Susana expresó su temor por la seguridad futura de su familia, ya que Carrizo es vecino del barrio. “Si este hombre sale en libertad, vamos a vivir con miedo" cerró.