El joven emprendedor Maximiliano Gutiérrez vivió una situación aterradora que estuvo a punto de costarle la vida. En su propio testimonio, detalló cómo un encuentro casual se transformó en una pesadilla de violencia y supervivencia.
El miércoles en que ocurrió el ataque, después de cerrar su florería alrededor de las 21 horas, recibió la visita de Juan Ignacio Reyes Modotti, un joven con el que había mantenido una relación abierta. “Entró con un perrito y estuvimos hablando. Me contó que había sacado un 9.50 en su curso de chef”, relató Maxi en una nota brindada a Radio Valle Viejo. Fue entonces cuando Juan Ignacio se invitó a su casa para celebrar.
“Tomamos unos tragos y él me dio unos bombones con forma de flores. Nunca imaginé que esos bombones podrían contener algo”, asegura. Maxi comenzó a sentirse agotado y se fue a dormir, despertando al día siguiente. Según detalló, fue llevado por Reyes Modotti hasta su casa, en el barrio Facundo Segura. Allí el agresor le habría ofrecido un café, que en realidad sería otra cosa.
Posteriormente, Maxi perdió el conocimiento y volvió en sí cuando escuchó el ruido de un portón. Maxi, aún adormecido descubrió que estaba siendo arrastrado hacia un ropero. Entre destellos de consciencia, divisó a Juan Ignacio con un martillo. La escena era espeluznante, dijo.
“Veía mi cabello sujetado a sus manos y todo ensangrentado”, recuerda. A pesar de los golpes y del intento de inmovilizarlo, logró reunir fuerzas para defenderse y quitarle el martillo a su agresor. La situación fue advertida por la madre de Juan Ignacio, quien intentó intervenir. Como la puerta de la habitación estaba cerrada, terminó abriendo las ventanas: “Ella gritaba y suplicaba que me soltara”.
En un acto de desesperación, Maxi logró morder la mano de su atacante y liberarse parcialmente. Luego de la intervención de la madre, Juan Ignacio abandonó la escena. Maxi, ensangrentado y en estado de shock, se refugió en el patio. “Cuando me vi en el espejo, tenía el ojo como si tuviera una papa hacia afuera. Mi cabello estaba cubierto de sangre”.
Maxi asegura que todo fue premeditado, desde la invitación hasta el ataque. “Nunca antes había hecho algo así, como invitarme a tomar mate o insistir en que le prestara dinero”, afirma. Durante el incidente, le robaron dinero en efectivo que llevaba consigo, pero no lograron acceder a los fondos de sus cuentas virtuales. Estas actitudes, junto con el ataque, están siendo investigadas por la justicia.
La madre del agresor comenzó a cuestionarlo, pero también intentó minimizar la situación. En un momento, incluso llegó una novia de Juan Ignacio, quien comenzó a limpiar la escena del crimen. Maxi permaneció en el lugar hasta las 21 horas aproximadamente, momento en el que logró tomar su auto y dirigirse al hospital. “Conduje descalzo, con la cabeza ensangrentada. Sabía que tenía que llegar al hospital como sea”.
En el hospital, una enfermera quedó impactada al verlo. Maxi, en un intento por mantenerse consciente, le preguntó: “¿Me voy a morir?”. Ella le respondió: “No, tranquilo, te vamos a curar”. Finalmente, recibió la atención médica necesaria, descubriendo que, además de las heridas visibles, tenía un clavo en la cabeza, producto del ataque.
Maximiliano Gutiérrez sobrevivió a un ataque brutal que podría haber terminado en tragedia. Los médicos llegaron a decirle que podría haber quedado en silla de ruedas o sin poder volver a hablar, entre otras consecuencias gravísimas.
Respecto a la denuncia por abuso sexual que recibió de parte de Reyes Modotti, la desestimó: "qué se puede esperar de semejante asesino".
El caso sigue en investigación, mientras Maxi intenta reconstruir su vida tras el horror vivido. Reyes Modotti está imputado por "homicidio en grado de tentativa doblemente calificado por mediar relación de pareja y por ensañamiento”.
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