El fiscal general del chavismo, Tarek William Saab, anunció que el gendarme argentino Nahuel Agustín Gallo, detenido en Venezuela desde el 8 de diciembre, enfrenta cargos por presunta vinculación con acciones terroristas. Según las autoridades venezolanas, Gallo habría ingresado al país con un supuesto plan desestabilizador.
La detención se produjo cuando Gallo cruzó por tierra desde Colombia, presuntamente para visitar a su pareja venezolana, María Alexandra Gómez, y al hijo de ambos, tras recibir autorización de Gendarmería Nacional para viajar. Sin embargo, el régimen de Nicolás Maduro lo acusa de ocultar intenciones subversivas bajo la apariencia de una visita familiar. Esta versión fue respaldada por el comunicado oficial del fiscal Saab, que asegura que el detenido forma parte de un grupo vinculado a “acciones desestabilizadoras” con apoyo de sectores de ultraderecha.
El caso desató una fuerte reacción en Argentina. La familia de Gallo, oriunda de Catamarca, se reunió con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el canciller Gerardo Werthein y el gobernador Raúl Jalil para abordar la situación. En paralelo, el presidente Javier Milei calificó la detención como un “secuestro” y reiteró su postura crítica hacia Maduro, a quien tildó de “dictador criminal”. Desde Venezuela, las autoridades respondieron acusando al gobierno argentino de complicidad en presuntos planes subversivos.
Mientras la investigación continúa bajo el sistema judicial venezolano, el caso de Nahuel Gallo escaló a un conflicto diplomático que pone en tensión la relación entre ambos países. La familia y el gobierno argentino sostienen que Gallo es inocente y demandan su liberación inmediata, mientras que Caracas defiende su posición asegurando que actuará “en defensa de la paz y la soberanía” de la República Bolivariana.
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