Ya son 214 personas fallecidas en Valencia por las graves inundaciones que afectaron principalmente a dicha región española la madrugada del martes 29 de octubre. Decenas permanecen aún desaparecidas debido a las fuertes riadas.
"Fue una tragedia que nos agarró de sorpresa", indicó Fabián Bertetto, un catamarqueño que vive con su familia hace casi cinco años en aquella provincia situada al este del país ibérico, sobre la DANA a la que calificó de "una desgracia".
"Nos dijeron que teníamos que ir a buscar a los niños a las escuelas, a las guarderías de urgencia. Y pensábamos que no pasaba nada. Gracias a Dios, ese aviso, por lo menos a mi familia, nos permitió volver a casa a salvo", relató a INFORAMA.
"Después continuó la lluvia, la tormenta y nos llegó un alerta a todos aquí en Valencia. Y en todas las ciudades alrededor hubo muchísimos destrozos. Incluso el aeropuerto se cerró. Hay un shopping muy conocido que se llama Bonaire, justo al lado del aeropuerto, se inundó totalmente. Fue un desastre y hasta el momento el estacionamiento subterráneo sigue así", añadió.
Varias poblaciones permanecen incomunicadas, con calles destruidas y hogares sin servicios básicos como luz y agua potable.
Este hecho que captó la atención pública de la comunidad internacional por su gravedad, fue producto de un fenómeno meteorológico conocido como Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), con lo que hubo precipitaciones de más de 500 litros por metro cuadrado en algunas áreas, y llovió en pocas horas lo que usualmente cae en un año.
“Las DANA son una estructura relativamente frecuente en nuestras latitudes y, por suerte, la mayoría de ellas no llegan a ser tan noticiosas”, señalaron desde la Agencia Española de Meteorología (AEMET) sobre este temporal descripto como el "más adverso del siglo en la Comunidad Valenciana". Pero el potencial destructivo aparece cuando se mezcla con temperaturas cálidas terrestres y marítimas.
El progresivo aumento de la temperatura del mar Mediterráneo facilita que se den las condiciones para que haya energía y humedad necesarias para provocar una DANA más potente.
Sin embargo, AEMET dijo a través de un comunicado que había advertido desde el 24 de octubre sobre este fenómeno.
“Una DANA se acerca a nuestro entorno con mucha incertidumbre aún sobre su posición final. Ahora mismo, sería el este peninsular la zona que más lluvia recibiría”, fue la primera alerta de acuerdo con Infobae.
“⚠️ AVISO ESPECIAL | Una dana producirá precipitaciones generalizadas en la Península y Baleares hasta, al menos, el jueves 31. ⛈️En el área mediterránea los chubascos serán muy fuertes o, incluso, torrenciales. ¡Mucha precaución!”, fue el anuncio del 27 de octubre que dio lugar a una alerta naranja el 28.
El 29 de octubre, la AEMET declaró el nivel de alerta rojo para varias zonas desde las 7.36, y remarcó que había peligro “extremo”. Pese a esto, según informó la BBC, las autoridades no adoptaron las medidas excepcionales requeridas para la situación.
Protección Civil envió un mensaje de alerta de manera tardía a los teléfonos móviles de los ciudadanos. Para ese entonces, el agua ya estaba desbordando varios puntos y la gente se aferraba a lo que podía: árboles o tejados servían de refugio del poder del agua.
En 1957 esta misma provincia vivió una catastrófica riada que destruyó buena parte de la ciudad y dejó 81 fallecidos y dos centenares de desaparecidos. No obstante, parece que el municipio no estuvo mucho mejor preparado en esta ocasión que en aquel momento.
Y como es usual en estos casos, la búsqueda de responsables se sucede entre diferentes áreas estatales, que en el caso particular, se debate entre el estado central y el regional dado el sistema de comunidades autónomas español.
“En el caso de la DANA que ha afectado a la Comunidad Valenciana, el envío de esta alerta masiva a la población era responsabilidad de la Generalitat, como ya hicieron los gobiernos de las comunidades autónomas de Madrid y Andalucía en pasadas emergencias de similares características”, indicó el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska.
El nivel de destrucción no tiene precedentes. Las inundaciones torrenciales arrasaron buena parte de la provincia y llegaron a afectar el este de Castilla-La Mancha y a una parte de Málaga.
"Los que vivimos en Valencia nos consideramos afortunados, dentro de todo, aunque ha habido daños materiales. Pero no es lo mismo cuando uno sale a las afueras. Me tocó ir al aeropuerto y todos los guardarraíles están todos destrozados, los muros de contención que dividen incluso la ruta que va a Madrid, todo destrozado. Me tomé un taxi el viernes por la noche y estaba desierta la ciudad, la salida del aeropuerto", detalló el catamarqueño.
El ejército español se desplegó sobre la zona junto a los servicios de emergencia locales. Además, las muestras de solidaridad de la gente no tardaron en aparecer. Se acercaron a las localidades vecinas más dañadas para dar una mano con lo que tenían y destapar las vías de la enorme cantidad de barro y sacar escombros. También establecieron puntos de distribución de ayuda.
"Se puede rescatar la colaboración de la gente. Miles de voluntarios queriendo ayudar, limpiar, colaborar con alimentos".
Fabián Bertetto, catamarqueño en Valencia
"Al caminar por las calles de Valencia se ven grupos y grupos de amigos, de personas con escobas, con baldes, queriendo colaborar. Es una cosa impresionante. Jamás vi tanta gente yendo como voluntarios a querer limpiar y ayudar de alguna manera a la gente afectada", remarcó.
Fabián comentó a este medio que "por suerte las lluvias cesaron", pero reiteró que el destrozo "es increíble".
"De todos modos creo que hay muchísimo trabajo por hacer, para semanas y meses", adelantó.