Un reciente informe elaborado por el Centro RA de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) confirmó que Argentina se ubica como el paÃs más caro de América Latina, situándose muy por encima de sus vecinos en cuanto al costo de vida.
Según el estudio, una familia tipo en Argentina necesita catorce salarios mÃnimos para cubrir sus necesidades básicas, mientras que en otros paÃses de la región la cifra oscila entre seis y nueve salarios mÃnimos. El informe destaca que el costo de vida de una persona que alquila un departamento en Buenos Aires equivale a cinco salarios mÃnimos, lo cual contrasta con la situación de paÃses como Perú y Brasil, donde una persona requiere solo tres salarios mÃnimos para vivir.
El análisis, que compara los precios dolarizados de bienes y servicios básicos en relación con los ingresos y el salario mÃnimo de cada paÃs, demuestra que Argentina se encuentra en una posición crÃtica debido a lo que los economistas califican como "atraso cambiario". Esta distorsión, según los especialistas, ha impactado negativamente en los precios internos, haciéndolos desproporcionadamente altos.
Entre los datos más llamativos del estudio se destaca que, por ejemplo, en Argentina, el valor de un par de zapatillas Nike de gama media representa el 70% de un salario mÃnimo, mientras que en Brasil o Perú, esa cifra se reduce a menos del 30%. En Bolivia, el costo es inferior al 20% del salario mÃnimo local, y en Europa, la misma prenda no supera el 10% del salario mÃnimo en ningún paÃs.
Argentina encabeza el ranking regional de costos elevados
El informe concluye que "Argentina posee el costo de vida más caro de la región, e incluso más alto que ciertos paÃses de la Unión Europea en términos relativos". Brasil ocupa el segundo lugar en el ranking, aunque la diferencia con Argentina es considerable.
El impacto en la canasta básica
El estudio también mide el costo de una canasta de alimentos de 2400 calorÃas diarias en términos del porcentaje que representa sobre el salario mÃnimo. Los datos revelan una presión considerable sobre los ingresos de los argentinos, quienes deben destinar una parte significativa de sus salarios solo para cubrir necesidades alimenticias básicas.