Flavia Ferrari Inchauspe, especialista en educación, consultora del Observatorio de Argentinos por la Educación habló con RADIO INFORAMA acerca del informe “Educación y trabajo: expectativa y realidad de jóvenes en Argentina”, realizado por ella en coautoría con Eugenia Orlicki.
Este determinó que en el último año de secundaria, el 85% de los estudiantes afirma que planea seguir estudiando y el 65% dice que quiere trabajar luego de terminar la escuela. Sin embargo, muchos no logran concretar esos planes: entre los jóvenes de 19 a 25 años, sólo 4 de cada 10 (38%) estudian y 4 de cada 10 (38%) trabajan, habiendo terminado la secundaria.
El relevamiento tomó las respuestas de los alumnos del último año de secundaria a los cuestionarios complementarios de las pruebas Aprender 2022 para dimensionar las expectativas; y para las trayectorias educativas y laborales, los datos de la Encuesta Permanente de Hogares de 2023.
Explicó que ese informe procuró indagar en las expectativas de los jóvenes y en cuál es el proyecto de vida que tienen al finalizar el secundario y lo obtenido, reflejó "lo que uno quiere hacer y lo que finalmente uno puede hacer”, indicó la especialista.
En los deciles de menores ingresos, el 72% dice que quiere estudiar en el último año secundario y solamente el 21% de los jóvenes de 19 a 25 años lo hace, según la Encuesta Permanente de Jóvenes a nivel nacional.
Entre los factores que intervienen, el económico suele ser preponderante. La desigualdad en este aspecto genera grandes brechas entre las oportunidades de los jóvenes de bajos ingresos y los de altos ingresos, incluso en el acceso al mundo laboral y a la calidad del puesto de trabajo. “Un 42% de jóvenes con el mayor nivel de ingresos tienen empleos de calidad, versus el 2% del decil de menores ingresos. Es decir que hay una brecha muy grande”, expresó.
Ferrari Inchauspe comentó que esa brecha también se observa en la calidad de los aprendizajes que adquieren en el secundario y que “también son un impedimento a la hora de sostener una trayectoria universitaria y ahí vienen las trabas y el problema de abandono" ya que necesitan una buena base de formación para después sostener una carrera o buscar un terciario o una formación.
Por otra parte, ese estudio demostró que complementar la trayectoria estudiantil con la laboral se hace “muy cuesta arriba” en los deciles más bajos por lo que terminan optando por el trabajo.
Sin embargo, otro dato llamativo es que solamente el 51% de los jóvenes de mayores ingresos se dedica a estudiar. “Es notorio que incluso en los deciles de mayores ingresos tampoco se llega a que esa aspiración de los jóvenes en el secundario se traduzca luego en una realidad”, finalizó.