El cronograma de aumentos tiene una próxima fecha clave: el 1° de mayo debería aumentar el impuesto a los combustibles, según un decreto firmado en febrero por el presidente Javier Milei, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el ministro de Interior, Guillermo Francos.
El incremento impositivo sería del 53% y esto, trasladado a precios, generaría una suba del 8% en Ciudad de Buenos Aires y 7% en Córdoba, de acuerdo con estimaciones del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF). Otras subas se aplicarían en todo el país. Similar aunque distinto, el gerente de la cámara que nuclea a las estaciones de servicio, conocida como CECHA, Guillermo Lego, calcula que el incremento de la nafta súper sería del 7,3%, el de la nafta premium del 5,98% y el del gasoil, 4,7%.
La única alternativa para que no se apliquen los aumentos es que el Gobierno disponga lo contrario.
Se trataría de actualizaciones de un impuesto cuyas subas, tal como recordó el Gobierno en el decreto 107/2024, habían sido postergadas en octubre de 2023 por el entonces ministro, Sergio Massa. De hecho, la administración anterior mantuvo este tributo congelado durante 10 trimestres consecutivos, desde julio de 2021 y, ahora, la gestión de Milei “finalizaría un proceso de regularización de los referidos incrementos remanentes”.
El último aumento de este impuesto se registró el 1° de abril. Dicho incremento buscó recomponer, según definió el Gobierno, el valor que hubiera tenido en el tercer trimestre de 2023. La próxima suba correspondería a lo que hubiera incrementado el tributo en el último trimestre del año pasado.
Los cálculos de IARAF explican que el impuesto elevará su monto desde $132 por litro a $202 por litro, es decir una suba del 53%. Sin embargo, esto no se trasladaría en idéntica proporción al precio de los combustibles.
“Considerando el valor de un litro de nafta súper, esta actualización del tributo (bajo el supuesto de traslado pleno) implicaría pasar de un valor en la Ciudad de Buenos Aires de $837 a $907, es decir que se incrementaría un 8,3%.”, proyectó IARAF.
De esta manera, la actualización del impuesto a los combustibles en mayo terminaría de incorporar a su precio el remanente del año pasado. Por lo tanto, a partir del 1° de julio el ritmo de aumento de este combustible se espera que esté marcado por lo dictado en el decreto 501 del año 2018, que estableció incrementos trimestrales ajustados por inflación. En consecuencia, la próxima suba del tributo debería ser del 51,6%, como la inflación acumulada hasta marzo, según registra el Indec. Por lo tanto, el valor del impuesto llegaría hasta los $306 por litro.
Estas variaciones impactarán en los precios de la nafta sin plomo, de la nafta virgen y del gasoil.
Menos ventas
Desde diciembre hasta comienzos de abril, las ventas de combustibles tuvieron un desplome de 17%, según cálculos de la Cecha.
En ese periodo, los precios de los combustibles se duplicaron luego de la devaluación de diciembre. Con estos aumentos, el valor de la nafta y del gasoil en la Argentina se equiparó al de los países vecinos, lo que hizo menos conveniente comprar en el mercado local.
Mientras que el litro de nafta en la Argentina cuesta en promedio US$1,09, en Paraguay vale US$0,99; en Chile, US$1,06; en Brasil, US$1,19, y en Uruguay, US$1,41, según cálculos de la consultora EyE.
Además, esto tiene efectos en el consumo interno. La demanda de nafta premium se desplomó fuertemente en el orden del 22,6%, muy por arriba del promedio general.
El volumen de las ventas de las estaciones de servicio se reparte, en promedio, en un 55% de naftas y 45% de gasoil (varía según la ubicación de la boca de expendio). En los últimos años, el 7 de cada 10 clientes compraba la opción más económica, mientras que el 30% restante compraba la premium. Esta proporción cambió luego de los últimos aumentos: 8 de cada 10 optan por súper y 20% premium.
Con información de La Nación.