El Domingo de Resurrección celebra el regreso a la vida de Jesús, tras su crucifixión, como un testimonio del poder divino y el cumplimiento del plan de salvación según la creencia cristiana. Este evento es conmemorado con liturgias y procesiones en todo el país, recordando los relatos bíblicos que narran estos acontecimientos.
Durante este día, se enciende el Cirio Pascual, símbolo de la luz de Cristo resucitado, que permanecerá encendido hasta la Ascensión. Este gesto representa la esperanza y la victoria sobre la muerte que Jesús trajo consigo con su resurrección, consolidando así su divinidad y su papel como salvador de la humanidad.
La resurrección de Jesús no solo confirma su naturaleza divina, sino que también ofrece a los fieles cristianos una fuente de alegría, luz y esperanza. Es por ello que este día se celebra con fervor y solemnidad en la Iglesia, recordando el mensaje de unión y redención que Cristo predicó durante su ministerio terrenal.
El Domingo de Resurrección, al cerrar el Triduo Pascual, marca el fin de la Semana Santa, una época de reflexión, penitencia y celebración para los creyentes. Más allá de las diferencias en las prácticas y tradiciones, esta festividad central en la religión cristiana unifica a millones de personas en la fe y la adoración a Jesucristo.