Luego de un fuerte cruce entre las provincias y Nación, y tras el discurso del presidente Javier Milei en la apertura de 142° Período de Sesiones Ordinarias del Congreso, en el que convocó a los gobernadores a participar del “Pacto de Mayo”, las cosas parecen haberse apaciguado.
Sin embargo, la situación económica y los ajustes planteados por el Gobierno Nacional hacen que haya una aparente calma, y que las provincias también deban rever sus estructuras y gastos.
En este marco, una de las cuestiones más discutidas fueron las transferencias de recursos entre Nación y provincia, y es aquí donde aparece la pregunta de cuáles son las jurisdicciones más perjudicadas en ese reparto de fondos.
Cómo se reparten los fondos entre la Nación y las provincias
Como se explica en el medio Chequeado, existen 2 vías para la transferencia de recursos de la Nación a las provincias. La principal es la coparticipación federal, un sistema mediante el cual el Gobierno central distribuye parte de la recaudación de algunos impuestos nacionales entre las provincias, de forma automática y a diario.
Los impuestos que se coparticipan y el porcentaje que le corresponde a cada provincia se rigen por la Ley de Coparticipación Federal, aprobada en 1988.
Una segunda forma de reparto es a través de lo que se denominan transferencias no automáticas o discrecionales, dado que pueden ser repartidas según la voluntad del Ejecutivo nacional, pero sin seguir ningún criterio ni prioridad establecido de antemano.
Es así que, de acuerdo con datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), en el primer bimestre de 2024 las transferencias automáticas a las provincias cayeron un 11,7% real, es decir, descontando el efecto de la inflación con respecto a igual período de 2023.
El informe señala que “la caída es explicada principalmente por el mal desempeño en la recaudación del impuesto a las Ganancias (-38,3% real interanual)”. Y destaca que, en términos reales, el acumulado de transferencias automáticas a las provincias en el primer bimestre del año es el peor en 9 años, desde 2016.
En tanto que, de acuerdo con un análisis de Chequeado, teniendo en cuenta la metodología de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública -ASAP-) las transferencias no automáticas cayeron un 84,2% real en el primer bimestre con respecto a igual período de 2023.
Sin embargo, los recursos que reciben las jurisdicciones ya venían a la baja desde el año pasado, según el Informe “Las transferencias no automáticas del Gobierno Nacional a las provincias, el Caso particular de la provincia de Buenos Aires”, elaborado por la Dirección de Estudios y Análisis Filial Provincia de Buenos Aires (ASAP). Es decir que, durante la gestión de Alberto Fernández, las transferencias automáticas a las provincias cayeron un 30,5% real, mientras que las transferencias no automáticas tuvieron una baja real del 23,5%.
En total, los recursos destinados a las provincias retrocedieron un 29,8%, marcando el segundo año consecutivo de pérdidas, ya que en 2022 se registró una baja del 8,2% real con respecto a 2021.
Las provincias más afectadas por los recortes a las transferencias no automáticas
Ante este panorama, y dado que las transferencias automáticas surgen de la misma masa de fondos coparticipables, todas las provincias por igual sufrieron un recorte del 11,7%.
En cuanto a las transferencias no automáticas, la provincia que más recursos perdió en términos reales en el primer bimestre de 2024 fue Santa Cruz, con un 95,3%. Le siguieron la Ciudad de Buenos Aires (93,8%), la Provincia de Buenos Aires (91,8%), La Rioja (91,3%), Formosa (81%) y San Luis (80,3%).
Si bien todas las provincias registraron caídas, las que menos fondos perdieron fueron Jujuy (12,6%), Chubut (25,1%), Corrientes (30,3%), Tucumán (35,4%) y Catamarca (40%).