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Caos en Pozo El Mistol: vecinos desesperados por la ola de robos y violencia

La seguridad, que alguna vez caracterizó a esta zona como tranquila, pasó a un clima de temor generalizado.
Por Redacción Inforama

A raíz de la preocupación por la seguridad en Pozo El Mistol, los vecinos se manifestaron enérgicamente tras el ataque a una mujer dentro de su hogar. Un video del hecho se volvió viral, mostrando la captura del delincuente en un intento por tomar medidas contra la delincuencia que plagó la zona.

Las palabras de los vecinos son de frustración y miedo. Una residente expresó: "Hace un año que vivo acá y ya me robaron 10 veces". Otro añadió: "Antes se vivía tranquilo, hoy no se puede salir a hacer las compras". Las voces se unieron para exigir a las autoridades que tomen medidas concretas para abordar la problemática que que afecta a su vida diaria.

En una entrevista con la dueña de la vivienda blanco de la delincuencia, la víctima compartió su experiencia: "Yo comuniqué automáticamente a mis vecinos, que estamos unidos, tenemos un grupo, y automáticamente vinieron todos a ayudarme, gracias a Dios, no estaba sola". El hecho despertó un temor palpable entre los residentes, especialmente entre las personas mayores que sienten que la inseguridad se apoderó de la zona.

La pareja de la víctima relató cómo enfrentaron al delincuente: "Cuando nosotros salimos a dar una vuelta, dos horas máximo nos fuimos, ella abre el portón y vemos que estaba la puerta rota".

Según señalaron, no es la primera vez que la vivienda sufre un robo. "Hace un año que vivo acá, no es la primera vez, ya entraron y tengo como 10 robos más o menos, aproximadamente, del año que vivo acá", lamentó la afectada. Esta repetición de situaciones llevó a los residentes a un estado de alerta constante.

La seguridad, que alguna vez caracterizó a esta zona como tranquila, pasó a un clima de temor generalizado. "Vivíamos felices, tranquilos, podías dejar puertas y ventanas abiertas. Ahora tenemos que estar con rejas y encerrados", expresó otro vecino. La sensación de vulnerabilidad se extendió a todas las edades, incluso afectando a los más jóvenes, como lo evidenció el ataque previo a la hija de una residente.