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Inició la Cuaresma: “Son 40 días para entrar en la dinámica de la misericordia de Dios”

El Obispo diocesano, Monseñor Luis Urbanč, presidió anoche la Santa Misa de Miércoles de Ceniza, dando inicio a la Cuaresma, que prepara para la celebración de la Pascua de Resurrección.

La Eucaristía se desarrolló a los pies de la Virgen del Valle, y fue concelebrada por el padre Ramón Carabajal, capellán de la Catedral Basílica y Santuario mariano.

En su homilía, Monseñor Urbanč reflexionó sobre la Cuaresma,  y afirmó que “es un tiempo fuerte dentro del año litúrgico, porque estamos invitados a meternos dentro de nosotros mismos. Dice Jesús en el Evangelio que Dios mira el corazón, no las apariencias. Por eso este tiempo cuaresmal es una invitación que nos hace Dios para que hagamos lo que hizo Jesús”.

Continuando su meditación dijo que “la vida es una misión para la que hay que prepararse, y todos los años Dios da la oportunidad de hacer un ajuste en la tarea de anunciar el Evangelio. Jesús se retiró 40 días al desierto, en penitencia, oración, ayuno, intimidad con Dios, para prepararse a la misión, porque es difícil, compleja, tiene adversidades, y uno tiene que estar  fortalecido. Entonces, la Cuaresma es ponernos a la par de Jesús  y junto con Él retirarnos al desierto para orar, para estar en la intimidad del Padre y compenetrarse del contenido de lo que tenemos que anunciar”.

En esta línea manifestó que “desde el día del bautismo hemos sido convocados por el Señor para participar de la gran familia misionera, de aquellos que anuncian la misericordia de Dios en este mundo que está hambriento de la misericordia, la ternura y la compasión”.

“Estos 40 días nos tienen que preparar para que celebremos la Pascua, el triunfo de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio y el egoísmo, de la libertad sobre la esclavitud, de la verdad sobre la mentira, de la luz sobre la oscuridad.”

Mons. Luis Urbanč

Más adelante aseveró que en este tiempo “nos vamos a acercar a Dios a pedirle perdón”, pero tenemos que estar “dispuestos a perdonar y a pedir perdón a los que hemos ofendido, entonces Dios nos va a perdonar”.

Indicó que en este tiempo de penitencia, “Jesús propone tres modos de practicar para cambiar el corazón: la oración, la penitencia, el ayuno, los sacrificios, las renuncias, y la limosna o caridad, ése es el trípode sobre cual tenemos que apoyarnos en este tiempo de Cuaresma”.

Asimismo, llamó a “compartir con los demás, no cerrar el corazón al hermano que nos necesita”, porque “es fundamental dar de corazón. No se arrepientan de dar y van a ver cuánto vamos recibir de Dios en paz interior, fortaleza, esperanza viva y alegre, para seguir luchando en esta vida”.

En otro tramo de su predicación remarcó que “esta Cuaresma es una invitación a la conversión, al cambio de mente y de corazón, a vivir como nos enseñó Jesús con su ejemplo. La Cuaresma son 40 días de penitencia, de arrepentimiento, 40 días para entrar en la dinámica de la misericordia de Dios, para que esa misericordia nos purifique”.

Finalmente, explicó que el rito de la imposición de la ceniza “es un signo exterior que tiene que disponer mi corazón a la penitencia, a rezar más y hacer más caridad al prójimo”, para que haciendo “este camino penitencial sane nuestro corazón del egoísmo, de la mezquindad, del odio, de los rectores, de la dureza de corazón, porque ahí quiere meterse Dios”.

Por último y tras la homilía, el Obispo junto al Capellán y los Ministros Extraordinarios de la Comunión colocaron la ceniza en la frente de los fieles, quienes en gran número se acercaron a participar de este rito propio de la jornada penitencial.

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