“El Presidente se fue al carajo y perdón que lo diga así… Es una guachada, te da bronca que no tengan límites. Acá se puede decir cualquier cosa. ¡Basta!”. Así respondió Horacio Rodríguez Larreta a Alberto Fernández, quien al mediodía había dicho: “Por favor, no le entreguemos el poder a quien le sacó el 13% a los jubilados ni a los que manejaban el PAMI cuando Favaloro se suicidó”.
En una apasionada charla con el periodista Alejandro Fantino en Multiverso, el programa que se transmite en vivo por las redes sociales, Rodríguez Larreta habló de todo y más: “Yo asumí en el PAMI, que era un monumento a la corrupción menemista. Lo manejaba (Víctor) Alderete y el tipo terminó preso por las denuncias que nosotros le hicimos por cómo administró. Llegamos al PAMI y había cero papeles. Ni un expediente ni un papel de nada que digan cuánto debía el PAMI a nadie. Iniciamos un proceso de auditoría para verificar la deuda que nos iban reclamando y a los pocos meses que estaba ese proceso en marcha falleció (el médico René) Favaloro, que es un prócer para la Argentina. Fue una pérdida enorme para nuestra ciencia. Esa asociación es una canallada y la inventó el kirchnerismo varios años después de que me había ido del PAMI. Hay límites, no se puede hacer cualquier cosa por hacer política”.
“Cuando sea presidente el 10 de diciembre entiendo que tengo que vivir en Olivos. Pero yo preferiría vivir en mi casa para seguir haciendo vida normal, salir a correr, tomar un café en el bar de la esquina. Yo ando en la calle buena parte del día. Me encantan los bares de la ciudad, desayuno en uno, voy al otro, almuerzo siempre en lugares públicos. Camino muchísimo la calle, toda la calle, no solo alrededor de mi casa. Me gustaría mantener eso si soy presidente. Por un tema de estilo de vida”, detalló.
Habló también de cómo se maneja día a día, en tono bien intimista: “No sé cómo es el tema de la custodia de un presidente y eso, sinceramente, me preocupa. Hoy yo no tengo custodia. Lo que sí tengo es un policía que maneja mi auto, eso es lo que acordé. Me querían poner custodias y no sé qué… Dije que no, no me jodan con eso, no… Y la realidad es que nunca tuve un problema en la calle. Mirá que ando y voy todo el día”.
Destacó cómo se maneja en situaciones cotidianas: “A mí me cruzas por la calle y me vas a ver solo caminando. No tengo un séquito al lado mío. Sí con alguno que labura conmigo, pero no con muchos más. Hago vida normal, insisto. Voy a la cancha con mis amigos, al teatro con mis hijas, voy a comer a las parrillas de por acá… También laburo muchísimo, hasta muy tarde a la noche”.
¿Cómo imagina el país siendo presidente?, le preguntó Fantino. “Uno tiene que tener sintonía con el país. De movida yo tengo una actitud austera. Nunca me vas a ver con un coche caro… Que nunca en mi vida tuve. Ese es mi modo de vida y me gustaría mantenerlo, pero no solo por la austeridad… sino también para seguir en contacto con la gente”, respondió.
En cuanto a su “secreto” para gobernar, Rodríguez Larreta contó: “Soy muy metódico. Lo que hago en la Ciudad no es copiable exacto para aplicarlo en un país, pero sí el concepto de planificar, de medir los avances, de ponerte objetivos, metas, tiempos, que cada proyecto tenga su presupuesto asignado, que haya un responsable que tenga que reportar por el cumplimiento de ese proyecto. Ejemplo, tengo a Soledad Acuña responsable de la Educación de la Ciudad de Buenos Aires. Todo lo que suceda en su ministerio es responsabilidad de ella”.
Consideró además que “para manejar un país necesitas entre 500 y 800 personas de mediana para alta responsabilidad. De extrema confianza deberían ser entre 30 y 50 personas. También es cierto que para algunos cargos es necesaria gente que conozca mucho del tema. Hay estructura que hoy funciona en la Ciudad que podría ser usada en la Nación y otra que no porque no la tengo… Lo que voy haciendo es ir conociendo gente, escuchando… Yo soy de escuchar mucho. Tendríamos menos de la mitad de los ministerios que hay hoy. Por decir un número, sin ser estricto, diría que quedarían 10. Pero pueden ser 10, 11 ó 9. Pero menos de la mitad de hoy. ¿Qué pasaría con los que no queden como ministerios? Depende el caso. Acá lo importante son los resultados”.
Y concluyó: “Tiene que haber un gobierno de la mujer, no un ministerio de la mujer. Es bajarle el precio a la mujer. De la mujer tienen que ocuparse todos los ministerios. Pero yo siempre repito: el que hace se equivoca. Va a ser difícil, sí, pero lo vamos a hacer”.