Durísimas declaraciones de los denunciantes del cura Eduardo López Márquez. Se trata del sacerdote que este viernes se abstuvo de declarar en la indagatoria a la que se presentó con su abogado defensor Gustavo Martínez Azar en la Fiscalía de La Paz.
El sacerdote fue imputado por la fiscal Virginia Duarte Acosta por abusar sexualmente de 2 niños, quienes en la actualidad son adultos y decidieron hablar de los aberrantes hechos que sufrieron. Los ultrajes habrían ocurrido entre 1997 y 2003.
Gustavo Batallán decidió revelar su identidad públicamente y dar detalles de lo sucedido, según indicó, alentado por su pareja. Pide que se haga justicia y que condenen al cura como a un ciudadano común. Sostiene que a un niño no se lo puede dejar al cuidado de cualquiera resaltando que, si esa persona es de la Iglesia, también es peligroso.
El hombre de 33 años señaló que López Márquez junto a otro cura perpetraban los hechos. El otro era su familiar, de apellido Batallán, que falleció.
"Ellos en principio buscan siempre la confianza en la familia y de ahí se agarraban ellos, de decir '¿me lo prestás al chango para llevarlo unos días para no estar solo?' cosas así. Como ellos eran los curas de la familia, no los podías tocar ni hablar mal de ellos, porque no daban excusa para hablar mal de ellos, no podías desconfiar porque también la Iglesia en ese momento era lo más prestigioso y lo es hasta la actualidad", expresó en diálogo con Oficina Fiscal, de TVEO.
"Ellos estuvieron en varios lugares que los mandaban del Obispado, por ejemplo a Fiambalá, Chumbicha, Recreo. Al ser varias familias que vivían en Andalgalá, Capital, entonces donde ellos estaban, íbamos todos. Estábamos ahí pasando el fin de semana y después llegaba un fin de semana largo. Como no podían venir ellos, decían '¿me lo podés prestar al chango para llevarlo a pasear allá?'. Mi mamá y mi papá decían 'sí, llevalo, no hay problema. Está todo bien'".
El otro denunciante, quien decidió mantener en secreto su identidad, dijo que la Iglesia no muestra lo que es. Expresó que sufrió los hechos de abuso sexual en Fiambalá y Chumbicha, cuando tenía entre 12 y 13 años.
Manifestó que los curas les daban vino a las víctimas antes de cometer los aberrantes actos. "Era un modo de manipularlos a los chicos. Una estrategia morbosa de ellos de compartir una comida a la noche y al término sucedían todas estas cosas de cariños, de invitarnos bebidas alcohólicas, bebidas blancas también a tal modo que nos embriagaban, como 'semi-borrachos' siendo niños. Decían que nos íbamos a dormir, a descansar y ahí sucedían las cosas. Todos los actos de violaciones que ellos nos hacían. Pero ese era su manejo para acceder a los actos abusivos", aseguró.
"Que se haga justicia, que esto se actúe de forma urgente, rápida. No puede quedar así esto. Es un hecho gravísimo en la niñez de uno y para que se termine el tema de los curas pedófilos. Era un niño normal, de juego, de infancia, de la familia y ahora lamentablemente por todos estos hechos tuve muchos problemas en mi trabajo. Afectó mucho mi familia. Estoy tratando de salir, son cosas complicadas que me arraigó todo esto de la niñez con estos tipos", dijo en diálogo con Oficina Fiscal.