La finalidad del viaje era poder visitar a la Virgen del Valle y agradecerle por los favores recibidos a través de su intercesión.
En el día de hoy, luego de seis días de recorrido, llegó a los pies de la Madre Morena y luego de dar gracias, dijo sentirse satisfecho de haber arribado bien. “La Virgen nos vino guiando desde que salimos, no nos faltó agua, ni nada, en ningún momento”, señaló, agregando que sintió el apoyo y el afecto de la gente a lo largo de todo el camino.
“Vine por una promesa, pero más que nada para homenajearla, soy muy devoto de la Virgen del Valle”, dijo, y contó que en el barrio tienen la capilla que lleva su nombre y, además, “pertenezco a una agrupación gaucha que se llama Virgen del Valle. Todo ronda alrededor de la Virgen. Si puedo volver algún día estaría bueno, si no, ya me siento completo” expresó.
La Virgen del Valle “es muy convocante”, dijo Sergio, comentando que también “en un pueblo que se llama Avellaneda, a unos 25 kilómetros, también la tienen como Patrona”.
El peregrino dijo que “desde hace varios años quería hacer esta peregrinación, pero por distintos motivos, entre ellos “la pandemia, lo venía postergando hasta que este año me empecé a preparar para venir, tanto yo como el caballo, que es de buen andar. Soy del campo y estoy acostumbrado a esto”.
En esta travesía lo acompañó su hermano Hugo, quien le brindó apoyo logístico. “Fue un viaje largo, cuando llegamos sentimos una emoción muy grande al entrar a la iglesia. No había venido antes, así que me cayeron las lágrimas”, afirmó.
Ambos consideran que “fue un sacrificio, pero muy lindo. Dormíamos donde nos encontraba la noche, y cruzamos casi 150 kilómetros de Las Salinas, pero veníamos mentalizados en la Virgen”.