El atleta Felipe Lezana fue encontrado deshidratado y desorientado, luego de un largo operativo de búsqueda que inició el día domingo. Pasó cerca de 94 horas sin consumir agua, ya que al ser hallado contó que no había ingerido nada desde la competencia.
Quienes conocen la zona no dudaron en afirmar que la zona es muy seca y es posible deshidratarse. Una vez descompensado, desorientarse puede ser el siguiente paso y con la orientación cambiada es muy fácil perderse y no encontrar el rumbo.
Pero ¿Qué pasa en el cerebro cuando una persona pierde más líquidos de los que está incorporando en su cuerpo? La deshidratación suele ocurrir en situaciones de mucho calor, donde se suda mas de lo habitual o en actividades deportivas que demanden gran esfuerzo sin haber tenido un descanso adecuado.
La deshidratación puede causar sensaciones de mareo o desorientación, dificultando el correcto rendimiento del cuerpo.
Lezana, que aún está siendo sometido a estudios en el hospital San Juan Bautista, podría tener consecuencias mayores a las que se cree.
Recientes estudios del Instituto Tecnológico de la Universidad de Georgia mostraron cómo la deshidratación hizo que las personas cometan más errores y ciertas áreas de su cerebro mostraran cambios significativos.
En las mismas tareas, los sujetos de estudio expuestos a la deshidratación mostraban partes de sus cerebros con hinchazón y tareas sencillas y monótonas se volvían dificultosas de completar para ellos.