Con cariño y gratitud, durante la noche del lunes 30 de mayo, la comunidad parroquial de San Isidro Labrador -Valle Viejo- despidió a las religiosas Lidia Rivera Zárate y Teresita del Carmen Rengifo Curimozon, pertenecientes a las Hermanas Franciscanas Misioneras de la Natividad de Nuestra Señora, congregación que trabajó pastoralmente durante 60 años en tierras chacareras.
La Santa Misa de acción de gracias por su valiosa tarea evangelizadora fue presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el párroco anfitrión, padre Javier Grosso; los sacerdotes Diego Manzaráz, canciller y secretario general de la Curia diocesana; Carlos Robledo y Facundo Brizuela, párrocos de Fray Mamerto Esquiú y de Santa Rosa, respectivamente; Ramón Carabajal, capellán de la Catedral Basílica y Santuario mariano; Tomás Barbero, vicario parroquial de Andalgalá; y Francisco Urbanc, de la Arquidiócesis de Tucumán.
Se unieron a esta Eucaristía, miembros de distintas congregaciones religiosas que trabajan en la diócesis, y fieles de las comunidades de la jurisdicción parroquial de San Isidro Labrador y otras.