El cierre de este icónico bar, famoso por su ubicación cerca de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Valle y su rol como punto de encuentro para vecinos y turistas, generó protestas y sentimientos de angustiantes entre los empleados y clientes. INFORAMA conversó con los protagonistas, quienes comparten sus preocupaciones y esperanzas en medio de esta difícil situación.
Daniela, una empleada con un año y medio de antigüedad, compartió su angustia: "El club no nos quiere renovar el contrato, y somos 35 familias que nos vamos a quedar sin trabajo. En la protesta buscamos que nos permitan seguir trabajando aquí. El bar está en perfectas condiciones. Yo tengo tres hijos que mantener. Si me quedo sin trabajo, como madre soltera, la situación será muy difícil", señaló en diálogo con INFORAMA.
La tensión con la gerencia del Club Social estuvo presente durante años, según Daniela: "Ellos no quieren renovar, están cerrados en eso, y creemos que es porque no están de acuerdo en que sigamos trabajando. Además, son maltratadores con los mozos, se enojan si no les dan lo que quieren. Yo he visto a mis compañeras mozas llorar".
Teresita, quien lleva 14 años trabajando en Caravati y está a punto de jubilarse, fue otras de las empleadas que expresó sus sentimientos. "Estoy muy mal, muy angustiada porque hace 14 años que estoy aquí. Dicen que no nos vamos a quedar sin trabajo, pero somos mucha gente. Hoy no nos vamos a quedar sin trabajo, pero van a empezar a acomodar y de a poco van a ir sacando gente. La situación es angustiante". dijo.
Lo cierto es que a medida que se acerca la fecha de cierre, la incertidumbre crece, "hoy te pueden decir que sí, vamos a seguir trabajando, pero somos muchas personas. Hay que ver si el dueño puede arreglar algo antes de que nos saquen. La situación económica está muy complicada".
A pesar de la difícil situación, los empleados destacan el apoyo del dueño del bar, "no tenemos quejas del dueño, él está con nosotros". Aseguró que el pedido es claro, continuar con Caravati: "Seguir trabajando, es todo lo que queremos", puntualizó la mujer.
Teresita también mencionó un conflicto de género en el bar: "Ellos no quieren a la encargada porque es mujer. Quieren que les regalen la comida, y se enojan si no les dan. Ahora Micaela se puso los pantalones y ahí es donde se armó el problema. Quieren la cabeza de ella, pero aquí estamos todos trabajando, y no es solo Micaela. Hay mucha gente".
Para finalizar, un cliente con mucha predisposición se unió a la conversación y compartió su testimonio. "Me emociona profundamente que esté pasando esto. No lo puedo creer, sinceramente, no lo puedo creer. Y bueno, vamos a luchar, vamos a luchar por el Caravati", indicó. Además, añadió: "Acá hay muchas emociones, muchas emociones. Acá vinimos con Carlos Menem, con José Manuel de la Sota".
Con el cierre a solo días de distancia, los empleados enfrentan una situación incierta, pero están decididos a luchar por su lugar de trabajo y su sustento. Ellos esperan que la comunidad los apoye en esta batalla por mantener vivo el legado del Bar Caravati en Catamarca.