Un grupo de arqueólogos de la Escuela de Arqueología de la UNCA y el Instituto Regional de Estudios Socio Culturales (IRES)-CONICET, avanza en el estudio de las pinturas rupestres localizadas en numerosos abrigos rocosos del “Parque Arqueológico La Tunita” en la Sierra de Ancasti.
Sierra de Ancasti
Se ubica en la parte oriental de la Provincia de Catamarca, en el Noroeste Argentino. De perfil asimétrico, su flanco occidental se eleva en forma abrupta hasta alcanzar los 2000 msnm, mientras que hacia el oriente el descenso es paulatino. En el bosque de la ladera oriental emergen bloques graníticos que la naturaleza modeló en forma de cuevas y aleros que utilizaron los pueblos prehispánicos para plasmar sugerentes pictografías.
La Tunita
Es el nombre que los arqueólogos han dado a un conjunto de grandes pinturas antropomorfas y felínicas ubicadas en el sector medio de la cuenca de los ríos Chico y Los Molinos, caracterizado por la asociación del felino con la figura humana, en base a una propuesta iconográfica compartida con la cerámica del Período Medio (ca. 600-1100 DC), dando cuenta de un lenguaje visual profundamente ritualizado y accesible al medio social, expresado en una variedad de artefactos que participan de la vida cotidiana (cerámicos, textiles, líticos, metálicos y óseos).
Las extraordinarias pictografías de La Tunita no son mero telón de fondo, participaron del ritual al tiempo de reforzar aspectos sensitivos inherentes al mismo. Exploran las dimensiones del cuerpo, el movimiento, la vulnerabilidad y el dolor. La sangre se constituye en un símbolo de importancia, la vemos fluir por la espalda de un chamán que danza con una flecha incrustada e impregnar las fauces felínicas de un personaje que porta armas y cabeza-trofeo. En relación con ello, la figura del chamán (ser capaz de interconectar mundos y seres diferentes) pudo coincidir con la del artista, que traduce imágenes de un mundo de seres invisibles percibidos en el viaje chamánico. El poder mágico-religioso del rojo, utilizado para denotar la sangre, también se expresa en armas (flechas y cuchillones), tocados, prendas y en el rostro de algunos personajes (especialmente en sus ojos).
Los resultados obtenidos a partir de los análisis fisicoquímicos
Las mezclas pigmentarias de color blanco poseen una base de yeso (CaSO4•2H2O), un sulfato de calcio bihidratado que le proporciona el color y a su vez actúa de aglutinante y cohesiona la mezcla aplicada sobre la piedra soporte. La presencia de calcita, CaO3, el más estable de los carbonatos de calcio, puede interpretarse como un producto de alteración o por el uso de cal apagada o hidróxido de calcio (CaO).
No obstante, la dificultad para demostrar el uso de la cal, su empleo no puede ser descartado a causa de sus bondades técnicas como por su relevancia en el plano simbólico y ritual en el mundo andino. Por ello puede pensarse que la presencia de cal en algunas de las pinturas de La Tunita no es producto de la molienda de piedras calcáreas agregadas como carga a la mezcla o mortero, sino que debió ser producto del conocimiento de la calcinación de la cal. Por su parte, la presencia de yeso no sorprende por su fácil obtención y su probada utilización en el arte rupestre desde fechas muy tempranas.
Equipo de investigación
- Mgter. Carlos Nazar (estudio del arte rupestre y patrimonio)
- Dr. Guillermo De La Fuente (análisis físico-químicos de las pinturas)
- Dr. Emilio A. Villafañez (análisis del paisaje)
- Lic. Andrés Barale (análisis contextual y excavación)
- Lic. Sergio D. Vera (tecnología alfarera)
- Lic. Gabriel Acosta (ejecución de las pinturas)
- Lic. Marina G. Martínez Carricondo (análisis de pigmentos)