El arzobispo de Salta, el catamarqueño Mario Cargnello, designó a dos sacerdotes para que conformen el Ministerio del Exorcista. Se trata de Loyola Pinto y de Sancristóval y de Héctor Fernando Campero, quienes se encargarán de “liberar” a las personas que lo necesiten de “manifestaciones del demonio”. Son procedimientos extraordinarios.
La Arquidiócesis de Salta comunicó la novedad y aclaró que no da más detalles porque se trata de un “tema de mucha reserva”. “El demonio sigue empeñado en alejar a las almas de Dios, invitándolas, a través de la tentación, a pecar. Por eso podemos afirmar que ese es el peor de los males y causa de tantos otros. A esto se lo suele denominar, ´acción ordinaria del demonio’”, señala el texto oficial.
La intervención de los sacerdotes será en situaciones en las que “el Demonio puede actuar de forma extraordinaria a través de la infección de lugares, la vejación a personas y la más extrema, que es la posesión. Se le llama extraordinaria, no solo por sus manifestaciones externas, sino por su poca frecuencia”.
Pinto y de Sancristóval es el vicario judicial de la arquidiócesis, y es casualmente uno de los denunciados –junto con Cargnello; Lucio Ajaya, sacerdote ayudante en la Catedral, y el visitador Martín de Elizalde– por las monjas del Monasterio San Bernardo por supuesta violencia de género y económica.
Sancristóval fue el último en ser acusado después de haber ido a notificar al convento el documento emitido por el Vaticano en abril respecto del conflicto entre las carmelitas y el Arzobispado por el respaldo de las religiosas a la devoción de la “Virgen del Cerro”, que no es reconocida por la Iglesia.
En septiembre pasado, las partes firmaron un acuerdo con la mediación de un enviado del Papa Francisco, pero la grieta no se cerró. Días después los abogados de las monjas pidieron a la jueza María Carolina Cáceres Moreno que registre en la “planilla prontuarial” a los denunciados por supuesta violencia de género y económica, y pidieron “medidas compensatorias no económicas”, además de que se notifique a la Santa Sede que existieron hechos de violencia.
El comunicado oficial del Arzobispado por la designación de los exorcistas explica que, “con el mandato de Cristo, la Iglesia, mediante el Ministerio del Exorcista, tiene el poder de expulsar los demonios de una persona poseída realizando el rito del exorcismo. Nada hay que temer con la presencia de Dios, que con su resurrección ha vencido a la muerte y al pecado”. Las ceremonias de exorcismo no son públicas.
Fuente: La Nación