"Artes y Silencios: ruta musical de los pueblos del Este Catamarqueño" se presenta como un documental diseñado para revalorizar a los artistas y paisajes del Este de Catamarca, reforzando la identidad provincial con su cultura autóctona. Declarada de Interés Parlamentario, Social, Educativo y Cultural por el Senado de Catamarca, se erige como un poderoso testimonio del impacto de la música para conectar a las personas, contar historias y sanar las heridas del desarraigo.
Con una duración de aproximadamente dos horas , "Artes y Silencios" es un viaje que se adentra en la maravilla de los paisajes catamarqueños. El recorrido se despliega por las rutas provinciales N° 2, 42 y 9, atravesando la región de sur a norte por el cerro Ancasti. Su naturaleza, flora, fauna, pueblos, memoria de ancestros, arquitectura y la gente que habita estos lugares crean un sitio mágico sin igual.
La obra, realizada por los documentalistas Lautaro Aleda (oriundo de Buenos Aires) y Francisco Pascuali (nacido en Córdoba), se distingue por su enfoque observacional y contemplativo. La cinematografía de los autores captura los paisajes cotidianos y la vida de sus protagonistas, mientras que la banda sonora resuena con las melodías y las historias de más de 60 músicos rurales, quienes comparten sus vivencias con una autenticidad profundamente conmovedora.
El documental se nutre de un meticuloso proceso de investigación, donde los realizadores establecieron vínculos significativos con las comunidades que retratan. Este retrato de 30 pueblos no solo busca entretener, sino que también invita a la reflexión sobre la identidad cultural y el sentido de pertenencia, subrayando la importancia de las tradiciones musicales en la construcción de una narrativa colectiva.
INFORAMA dialogó con los realizadores Lautaro Aleda y Francisco Pascuali para conocer más sobre la historia del documental "Artes y Silencios: ruta musical de los pueblos del este catamarqueño".
¿Cómo surge el proyecto? ¿Por qué eligieron el Este Catamarqueño?
Lautaro Aleda: Este proyecto nació de un anhelo profundo por capturar la esencia de la música y las historias de la gente que encontramos en nuestros viajes. Nos conocimos en 2011 y, a lo largo de los años, nos dimos cuenta de que había una conexión única entre las personas y su música, especialmente en regiones menos visibles como el Este Catamarqueño. En 2016, durante un viaje por Belén, conocimos a un hombre, Domingo Carrizo, que nos dijo algo que resonó en nosotros: "Ustedes tienen que documentar esto". Fue un momento mágico, casi como un empujón del destino. La música en esta región habla de desarraigo, de nostalgia, y nos tocó el corazón. Nos dimos cuenta de que había una riqueza cultural increíble que necesitaba ser contada.
¿De qué trata la historia?
Francisco Pascuali: La película es un viaje a través de las estaciones del año, cada una representando un departamento del Este Catamarqueño. Cada acto presenta a un músico y sus historias, sus emociones y su relación con el entorno. No se trata solo de la música, sino de cómo cada canción está íntimamente ligada a sus experiencias de vida, a sus familias, a su trabajo. Cada uno de ellos nos abrió su mundo, nos mostró su lucha y su alegría, y esas historias son un reflejo de la identidad colectiva de la región. Queríamos crear una obra que fuera una carta de amor a esos paisajes y a la gente que los habita, capturando la belleza y la complejidad de su cotidianidad.
¿Con qué historias se fueron encontrando en el proceso de grabación?
Lautaro Aleda: Las historias que encontramos fueron profundamente conmovedoras. Cada pueblo que visitamos tenía su propia voz, su propia historia que contar. Conocimos a músicos que nunca habían estado en un escenario, que tocaban en sus patios, compartiendo su arte en la intimidad de sus hogares. Recuerdo a un músico que, al cantar, se le llenaban los ojos de lágrimas al recordar su tierra. Esa conexión entre la música y la emoción es algo que nos impactó profundamente. Cada encuentro era un descubrimiento, un vínculo que se forjaba a través de la confianza y el respeto. Fue un proceso hermoso y transformador, donde el tiempo que compartimos con ellos nos enseñó sobre la importancia de la comunidad, la familia y las tradiciones que perduran a pesar del desarraigo.
¿Alguna en particular que les hizo cambiar su forma de pensar o ver el mundo?
Francisco Pascuali: Absolutamente. Cada historia nos dejó una marca, pero hay una en particular que me sigue resonando. Conocimos a una mujer mayor que nos habló de cómo la música había sido su refugio en momentos difíciles, cómo cada canción era un hilo que la conectaba con su pasado y su familia. Al escucharla, entendí la profundidad del legado cultural que llevamos dentro y cómo las generaciones se entrelazan a través de la música. Su relato me hizo reflexionar sobre la fragilidad de nuestras historias y la importancia de preservarlas. Nos enseñó que cada nota y cada palabra son parte de un patrimonio que trasciende el tiempo y que debemos cuidar y valorar.
¿Qué planes tienen para el documental? ¿Dónde siguen las fechas de proyección y cuándo se piensa proyectar nuevamente en Catamarca?
Lautaro Aleda: Actualmente, estamos en un proceso emocionante de proyección y diálogo. La próxima proyección será el 12 de noviembre en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, y también hemos estado en festivales como el FestiCALP en La Plata y en presentaciones en la Casona de Flores, en la capital. Además, tuvimos el honor de proyectarla en Catamarca en junio, donde pudimos conectar con la gente local y discutir las historias que se contaron. Queremos que la película no solo se vea, sino que también genere conversaciones. La riqueza de estas historias merece ser discutida y compartida. Con respecto a Catamarca, tenemos muchas ganas de volver y estamos en contacto con varios lugares para realizar nuevas proyecciones, aunque aún no tenemos fechas definidas. Es esencial que la gente de allí tenga la oportunidad de verse reflejada en la pantalla, de reconocer sus propios paisajes y melodías.
¿Tuvieron algún financiamiento?
Francisco Pascuali: La travesía de financiamiento fue un desafío, pero también una experiencia enriquecedora. Desde el inicio, supimos que tendríamos que ser autogestivos. No contamos con apoyos institucionales significativos al principio, así que utilizamos nuestros propios ahorros para comenzar. Fue un acto de amor y compromiso con el proyecto. Al final del rodaje, lanzamos una campaña de financiamiento colectivo que, afortunadamente, recibió apoyo de amigos y familiares, así como de personas que conocimos en el camino. Fue conmovedor ver cómo la comunidad se unió a nosotros. Finalmente, el Fondo Nacional de las Artes nos brindó la ayuda necesaria para finalizar la postproducción. Sin duda, fue un esfuerzo colectivo, y cada persona que aportó se convirtió en parte de esta historia.
Lautaro Aleda: Queremos expresar nuestro agradecimiento por la oportunidad de compartir nuestra película y su mensaje. Este proyecto no es solo nuestro; es un homenaje a la gente del Este Catamarqueño y a todas las historias que nos compartieron. Esperamos que estas proyecciones sigan enriqueciendo las vidas de quienes las vean, creando un espacio para el diálogo y la conexión.
"El silencio habla, si vos lo aprendes a escuchar al silencio, te dice muchas cosas", mediante ésta frase comienza la historia en el trailer, de un documental, que busca poder ser proyectada nuevamente en la provincia.