Actualidad

Viernes Santo: qué se recuerda

Es una fecha emblemática en la historia de la Iglesia Católica y un momento de sacrificio y reflexión.
Por Redacción Inforama

En Semana Santa, la Iglesia Católica recuerda los hechos que llevaron a la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús tras su muerte en la cruz, y el inicio de la Eucaristía luego de la Última Cena de Cristo con sus discípulos.

Este tiempo litúrgico consta de varios días que culminan con el Domingo Santo, día en que el hijo de Dios resucita.

En ese sentido, el Viernes Santo, fue el día en el que Jesús fue aprisionado, juzgado y crucificado, lo que lo llevó a la muerte. Este momento es conocido como la Pasión de Cristo. Durante este día Jesús sufrió su calvario en la cruz por la redención humana.

Según relata la Biblia, el Viernes Santo empieza con la detención y su condena por el clamor popular de la turba que había sido engañada por las elites de Jerusalén. Fue en juicio del Sanedrín donde se determinó que sería crucificado por la autoridad romana, que en ese entonces era Poncio Pilato. Luego, continúa con la peregrinación de Cristo hasta el monte Calvario cargando la cruz bajo torturas y humillaciones, y culmina con su crucifixión, en horas de la tarde. Allí muere, y antes de que termine el día fue bajado de la cruz para darle sepultura.

Por este motivo, es que en este día los fieles realizan el Vía Crucis, como forma de revivir y recordar ese hecho crucial en la Iglesia Católica.

¿Cómo se vive el Viernes Santo?

En la religión católica no se celebra la eucaristía en Viernes Santo. Se realiza la Liturgia de la Pasión del Señor en la tarde del viernes, a la hora a la que se sitúa la muerte de Jesús en la cruz. La tortura y muerte de Jesucristo son los acontecimientos centrales.

Con respecto a la tradición de no comer carne, en ningún pasaje de la Biblia se alude directamente a esta prohibición, pero se instauró una tradición que simula la honra a la penitencia del hijo de Dios, que pasó 40 días en el desierto en ayuno.

Se la interpreta como una jornada de penitencia, por lo que comer o no comer carne es una decisión individual, que no representa en sí un pecado. Sin embargo, el consejo de la Iglesia es la abstinencia o la realización de algún acto que implique sacrificio para la persona.