La llegada del verano trae consigo el recordatorio crucial del Ministerio de Salud sobre el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos, instando a la población a adoptar medidas preventivas para salvaguardar su salud.
Las enfermedades de este tipo, causadas por la ingestión de alimentos o agua contaminados, representan un peligro mayor durante la temporada estival debido al rápido desarrollo de microorganismos y parásitos en condiciones de calor y humedad.
La cadena de frío emerge como una consideración primordial, especialmente al transportar alimentos fuera del hogar. Para evitar riesgos, se aconseja llevar cantidades que serán consumidas y mantenerlas refrigeradas en conservadoras, protegidas del sol. Alternativamente, se sugiere optar por alimentos que sean más resistentes a las condiciones ambientales, como enlatados, frutas o desecados.
Durante días de elevadas temperaturas, es esencial que los alimentos no permanezcan fuera de la heladera por más de una hora antes de su consumo, recalentado, refrigeración o congelación.
Las ensaladas, en particular aquellas con mayonesa, y las comidas que requieren recalentarse deben permanecer refrigeradas hasta el momento de servirlas. Los alimentos cocinados y perecederos deben ser enfriados rápidamente, preferiblemente a temperaturas inferiores a 5°C. Se enfatiza no guardar las comidas preparadas por períodos prolongados, incluso en la heladera.
El protocolo incluye evitar la recongelación de alimentos descongelados a menos que se cocinen antes de regresar al congelador. La prevención de contaminaciones cruzadas en la heladera es esencial, recomendando mantener tapados los alimentos que se consumen fríos y separarlos de los demás.
La cocción completa de los alimentos antes del consumo es imperativa, y al comprar, se aconseja revisar las fechas de vencimiento y el estado de los envases. La higiene rigurosa es clave al consumir frutas y verduras crudas, requiriendo una limpieza minuciosa antes del consumo.